El Papa Francisco, en la Exhortación
‘Evangelii Gaudium’, pide que los agentes de pastoral procuren “espacios
motivadores y sanadores”, donde “regenerar la propia fe”, “compartir las preguntas”
y “discernir con criterios evangélicos la propia existencia” (Cf. EvGa 77).
Podemos decir que, con la ayuda del
Espíritu Santo, es lo que sucedió en el Encuentro del Presbiterio diocesano (20
de abril, PP. Paúles, Santa Marta), presidido por D. Carlos, nuestro Obispo.
Fue una jornada “sanadora y motivadora”. La “alegría” pascual presidió este día
de oración, reflexión, intercambio y convivencia de los sacerdotes diocesanos.
El motivo que nos llevó a la reflexión
fue la renovación espiritual de nuestro presbiterio, dado el momento en el que
nos encontramos, en esta Segunda Fase de la Asamblea diocesana. Dos textos
evangélicos nos ayudaron a ello: Aquel en el que Jesús invita a los discípulos
a “remar mar adentro” (Lc 5, 4), tras una noche “sin haber pescado nada” (Lc 5,
5). Una invitación a poner nuestra confianza en el Señor y pasarnos a sus manos
con sencilla obediencia, en un momento de escasos frutos pastorales. El otro
texto nos llama a “la alegría pascual” (Cf. Jn 21, 1-19) y, como Pedro, a poner
nuestro corazón enteramente en el Señor con el “Tú lo sabes todo, Tú sabes que
te quiero” (Jn 21,17). Pasar de nuestro ‘yo’, de nuestras fuerzas, al ‘Tú’
conoces mi vida y quiero que la conduzcas Tú, hasta dar la vida por ti, me
lleves donde me lleves (Cf. Jn 21, 18).
Los sacerdotes vimos, con la luz de estas
palabras evangélicas, y mirando de manera esperanzada nuestra realidad
pastoral, los caminos de renovación espiritual que necesitamos; las
dificultades con las nos encontramos, y los medios que hemos de procurar. Lo
oramos y lo reflexionamos en tres cuestiones: la configuración con Cristo a la
que somos llamados; la eclesialidad de nuestra vida ministerial, y la
espiritualidad apostólica que necesitamos en este apasionante momento de
nuestro mundo. Y todo ello para ser “evangelizadores con Espíritu”, tal como
nos pide de manera tan bella el Papa Francisco (Cf. Cap.V de EvGa).
El diálogo entre los sacerdotes y con el
Obispo, fue franco, abierto, sincero, fraternal, sanador, motivador… y aumentó
entre nosotros la fraternidad y el deseo de una misión más compartida. La
Asamblea es un buen momento donde expresar, con verdad, misericordia y
valentía, nuestras opiniones y sugerencias con el fin de “encontrar ‘caminos
nuevos’ para mayor bien de la Iglesia” (PO 15), y “abrir ‘nuevos caminos’ de
acercamiento al mundo actual” (PO 22).
Tomás Durán, Vicario de Pastoral.