ENTREVISTA A TOMÁS DURÁN, EN COPE, INFORMATIVO IGLESIA NOTICIA

1.      ¿Qué es la Asamblea y por qué una Asamblea ahora?
              Una asamblea diocesana es un acontecimiento eclesial convocado por el Obispo diocesano en el que se dan, como si de una experiencia pascual se tratara,  tres cosas principalmente: un encuentro con el Señor, un encuentro entre  los hermanos y un encuentro para una salida misionera. No es un acto administrativo, ni siquiera un objetivo pastoral a cumplir…., es un ejercicio eclesial y si se me permite una actividad espiritual y apostólica. Elemento principal de una Asamblea es escuchar al Señor,  qué quiere de nosotros en esta iglesia de Salamanca, para mejor seguirle y para mejor anunciarle. Sin este componente espiritual y apostólico no entenderíamos de verdad lo que es un Asamblea. Sin esta mirada por un lado a Jesús y otro a la misión no acertaríamos bien.

¿Porque ahora? Primero, es un soplo del Espíritu Santo a través del Papa Francisco. Su Exhortación Evangelii Gaudium es tan atrayente, que bien merece una reflexión sobre ello y un impulso pastoral siguiendo la riqueza de su doctrina y propuestas.  Y después, el momento diocesano. Estamos en un tiempo diocesano importante. Sería un tema largo de explicar, lo dejamos para otra entrevista, si te parece.

2. ¿Qué se juega la Diócesis de Salamanca con esta Asamblea?
                 Pues hombre, jugarse nada; nuestra Diócesis está en manos del Señor y no la dejará nunca. Pero hay una Palabra de San Pablo que dice: no perdáis el instante, “daos cuenta del momento que vivís”, ahora es el tiempo favorable. Y dejar pasar un momento de Gracia nos puede perjudicar, y la Asamblea puede ser un cauce oportuno de conversión pastoral para todo el Pueblo de Dios. Una conversión pastoral es abandonar el viejo criterio de “siempre se ha hecho así” y arriesgarse a la novedad evangélica. Esta es la ocasión propicia para un impulso pastoral creativo para nuestra diócesis, audaz…, de nuevos métodos;…en definitiva de volver a la fresca fuente del Evangelio.

3. ¿Qué podemos hacer en este tiempo de sensibilización para entusiasmar a nuestras gentes, a quien nos está escuchando ahora, para que participe en la Asamblea?
          “Únete, es tu momento”, dice una frase que anima a participar de la Asamblea diocesana. Invitamos a todos a conocer de qué va la Asamblea y a entrar en ella. Especialmente, los sacerdotes, los párrocos deben dar a conocer este acontecimiento.
Y, después, remarcaría  que está dirigida a toda la iglesia salmantina. Animo también a los laicos a participar, necesitamos su palabra, su testimonio, sus sugerencias, sus propuestas pastorales…El Concilio nos pide”escucharlos con gusto…” y a “reconocer con alegría sus carismas, tanto los más grandes como los más humildes”. Que vivan, desde su Bautismo, la participación en la misión de la Iglesia. También invitamos a los religiosos y religiosas que viven en nuestra diócesis. Son una riqueza inmensa que hemos de agradecer, acoger y valorar.
       Hemos, también, creado un grupo de mensajeros que de “dos en dos” recorran la Diócesis animando, invitando, desde la alegría  a la participación….Animo a que las parroquias, institutos religiosos, cofradías, movimientos… los llamen para informarse y acoger las iniciativas que propongan….Ellos informarán y alentarán a la participación.

4. Para ti, ¿cuál sería el gran fruto-cosecha de esta iniciativa en la que se va a embarcar nuestra Diócesis?

         Voy a repetir un poco lo que vengo diciendo en la entrevista…Para mí, la mejor cosecha, sería una iglesia salmantina menos vuelta sobre sí misma. A veces parece que estamos dando vueltas a nuestros problemas y personas….; analizando, comentando…que si el Obispo, que si los vicarios….que si esta iniciativa u otra ya nació muerta. La mayor muerte es una diócesis clericalizada y vuelta sobre sí misma en el rumoreo constante.
       Me gustaría una Diócesis que pone, con alegría y confianza, sus ojos en el  Señor;  y vuelta también, llena de alegría, a la misión, a las periferias existenciales y geográficas…Que afronta los grandes retos pastorales que tiene: iniciación cristiana, la pastoral juvenil, llegar a las nuevas generaciones de padres y madres jóvenes….Una Iglesia local salmantina que sale a dialogar con el hombre de hoy…que no tiene miedo de ser pequeña, pobre…porque su fuerza no la tiene en sí misma, sino en Jesús. Una Diócesis que se embarque a la alegría misionera que le invita el Espíritu santo, a través del Papa Francisco….
    Una iglesia local que llene de esperanza a esta sociedad salamantina….Que aunque nuestras comunidades sean un resto, sean un resto creíble, no un residuo aburrido y murmurador…Una diócesis que ama a sus miembros e instituciones…; que no vive de grandes acontecimientos, ni busca espectacularidades, sino una diócesis fuerte en la pastoral ordinaria, que vive la fe con alegría….y es servidora de los pobres, procuradora de la justicia…día a día. Todo ello anclada en su Señor, con una esperanza infinita. No es un sueño, nos lo va a regalar el Señor con esta Asamblea.

5. Y por último, como Vicario de Pastoral no desearías que esta Asamblea se convirtiera en……., o fuera motivo para……

         Creo que Jesús no nos va a permitir que fracasemos, ni el E. Santo no va a dejar de guiarnos. Te voy a ser muy claro…. No desearía una asamblea clerical, con nuestros dimes y diretes, sino de todos: sacerdotes, laicos y religiosos. Vamos a procurar que sea así. Y no me gustaría que fuera motivo de enfrentamientos o de huidas pastorales. Ni huidas hacia atrás, al pasado, para recuperar tradiciones secundarias y decimonónicas; ni huidas para adelante, en reformas externas, imposibles e innecesarias que sólo buscan adaptarse al mundo para mundanizarnos y perder la frescura de la radicalidad evangélica.  Una Asamblea para que la Iglesia  mire y escuche  al mundo con inmensa simpatía y no busque las culpas dentro la propia iglesia.

    Un Asamblea que nos lleve a volver a las fuentes, al Evangelio de Jesús, sin glosa, a la vida apostólica enteramente primera…; a ser enamorados de Dios y expertos en humanidad. O con las palabras de Francisco, que hunden sus raíces en la espiritualidad neotestamentaria, llegar a ser discípulos-misioneros y evangelizadores con Espíritu.